Brigada Informativa

"Elpidio Valdés"

 

 

 

 

 

 

 

 

Hemos recibido una colaboración de una Socióloga ecuatoriana que muestra lo que son las cosas para una familia con estudios en su país. No tiene desperdicio. Dejamos el texto tal cual lo recibimos.

 

El testimonio de Sara.

 

<<Quiero hacer acto de presencia.

Me llamo Sara Santacruz, ecuatoriana, soy socióloga de profesión. Eso me permite tener ingresos mensuales mejores que los de muchos de mis compatriotas pero no acceder a seguros de salud y vida porque la modalidad de contrato laboral - servicios profesionales por contrato- no lo permite Los gastos por educación en la universidad y la secundaria en una colegio y universidad privadas los hago para graduar a mis jóvenes sobrinos a quienes no pueden ayudar sus padres: chilena una quien regresó a su país, mi hermana otra y mi hermano que no obstante su talento no tiene cómo para desarrollarlo en beneficio suyo y de la sociedad. Tengo otro sobrino, maravilloso quien muy joven sufrió un accidente y que por falta de recursos no puede rehabilitarse completamente para tener una vida activa. La medicina aquí es costosa y no tiene un desarrollo para poder realizar un tratamiento eficaz y en otro país, es inalcanzable. Lo ayudo visitándolo y leyéndole literatura y noticias que no llegan por medios nacionales radiales y menos por tv.

Esto que en el capitalismo asomaría como solidaridad, sin embargo no permite a la familia garantizar una renta de todos para solventar los gastos de las necesidades básicas que las cubro yo en este momento, y que mis hermanos, arquitecto el uno y teatrero el otro, lo podrían hacer si logran tener trabajo. Por supuesto vivimos con angustias e incertidumbres. ¿ Qué tal si mañana los que estamos sanos necesitamos medicinas, hospitalizaciones? etc! Mi cuñado padre del sobrino accidentado perdió todo en el tratamiento para salvarle la vida.

Estoy tranquila de poder ayudar a mis sobrinos. No obstante, si pudiera, querría tener como en Cuba la oportunidad de hacer literatura o pintura porque la Revolución garantiza la educación de calidad y la salud de todos, me ahorraría tener que permanentemente estar buscando un trabajo con una remuneración que me permita solventar gastos que la sociedad cubana lo garantiza para todos.

Cuando veo la refrigeradora vacía pienso que –lo suelo decir entre broma y de veras- “parece una refrigeradora en Cuba” con un estado del alma que no se alivia por hacer lo que puedo por los míos ya que eso no basta ya que está en mi ser profundo ese deseo insatisfecho de no dedicarme a la pintura, danza o literatura, que mis profes de infancia, adolescencia y juventud estimulaban, porque tengo que estar tras las oportunidades de trabajo con una costo suficiente para los gastos que tengo. Eso solo sería posible si viviera en Cuba.

Tengo todas las libertades que ustedes quieran y una que diariamente me acosa y me hace pensar cuando veo en las calles a la gente vendiendo chucherías para llevar comida a la mesa, a los niños ofreciendo lotería o aranchando una cartera, o en las carreteras pidiendo caridad, cuando viajo a hacer mi trabajo de campo: cómo vivirán en comparación con mis ingresos, si a mi apenas me alcanza,

Tenemos cada día más, la invasión de autos que se venden a plazos módicos y junto a eso un atascamiento de las vías, un ruido horrible, un aire que me tiene con alergia permanente. ¡Puchas amigos! no se como decirles que me cambiaría gustosa por los que sueñan con la “chispa de la vida” Coca Cola o un zapato Nike, por vivir en Cuba trabajando con la décima parte de mi sueldo mensual, tranquila, a estas alturas de la vida también pintando o qué se yo, con mi libertad haciendo lo que debo.>>